¿Por Qué Comemos 3 Veces Al Día?

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¿Por Qué Comemos 3 Veces Al Día?
¿Por Qué Comemos 3 Veces Al Día?
Anonim

Desde temprana edad sabemos que hay tres comidas principales: desayuno, almuerzo y cena. Pero, ¿de dónde viene esta regla y sigue siendo válida hoy?

Hoy llegaremos fácilmente a la conclusión de que el hábito de comer 3 veces al día es una adquisición de la era moderna y está asociado a horarios de trabajo fijos. Pero la jornada laboral ya no está estrictamente definida, por lo que comer 3 veces al día pierde su significado.

Sin embargo, deben observarse los intervalos de tiempo correctos entre las comidas, porque esto conduce no solo a la recepción de energía de los alimentos, sino también a una buena distribución de los nutrientes en los mismos.

No es necesario ceñirse estrictamente a la regla de comer por la mañana, al mediodía y por la noche, pero debemos esforzarnos por lograr un equilibrio entre las comidas y nuestras propias necesidades nutricionales. De esta forma conseguiremos tanto una buena salud como un óptimo desempeño de nuestras funciones durante la jornada laboral.

Por supuesto, la regla sigue siendo que el desayuno debe ser el más rico en nutrientes, ya que comenzará bien el día y proporcionará la energía necesaria para el cuerpo. Entonces la comida que ingiera debería ser más liviana.

Aunque nos parece que el hábito de comer 3 veces al día tiene sus raíces en algún lugar del pasado, no es así. Nuestros antepasados vivieron en diferentes condiciones y llevaron un estilo de vida radicalmente diferente. Por lo tanto, su dieta era diferente a la nuestra. Estaba relacionado con las creencias religiosas y el trabajo de campo.

Historia del desayuno

Desayuno
Desayuno

Las reglas medievales prohibían comer antes de la liturgia. Incluso los antiguos romanos no veían el desayuno como una comida real. Ella era una niña del siglo XVII, cuando la clase media se reunió alrededor de la mesa. El primer desayuno real es del comienzo de la revolución industrial. Luego, más y más personas comenzaron a trabajar en fábricas, y esto requirió más energía.

Así, el día comenzó con abundante comida, que aportó energía hasta la siguiente comida. A diferencia de la Edad Media, cuando solo la clase alta podía permitirse un rico desayuno, este nuevo hábito fue adoptado por todos, desde el trabajador hasta el director.

No fue hasta el siglo XX que el desayuno ganó el estatus de comida principal del día, porque el enfoque ya había pasado de proporcionar energía al metabolismo. Es por eso que los médicos declaran que es el principal medio para perder peso. Se creía que desbloqueaba el gasto calórico. Pero investigaciones posteriores muestran que esta última depende más de la actividad física individual, no tanto de la nutrición.

Almuerzo a la mitad del día

Almuerzo
Almuerzo

En diferentes períodos históricos esta dieta tiene un significado diferente. En los viejos tiempos, la gente organizaba su día en torno a la luz del día. Y como empezaban a trabajar temprano en la mañana, pasaban hambre en medio del día, y en ese sentido era una especie de desayuno, que consistía principalmente en pan y queso.

El almuerzo volvió a alcanzar su punto máximo durante la Revolución Industrial, cuando los hábitos alimentarios se sincronizaron con la jornada laboral. Debido a las largas jornadas de trabajo, los trabajadores tuvieron que dejar de trabajar y recuperar la energía gastada. Así aparecieron los primeros puestos de comida, que adquirieron el tipo y finalidad que conocemos hoy a principios del siglo XX.

Centrarse en la cena

Cena
Cena

Se puede decir que la cena existe desde los albores de los tiempos. Era el alimento básico de los antiguos romanos, aristócratas medievales y ricos comerciantes. Pero la idea de cenar va cambiando con la duración del día, lo que hoy definiríamos como cena, hace doscientos años, es algo completamente diferente. Con el desarrollo de la tecnología, la parte luminosa del día se hizo más larga y la hora de la cena se cambió a una hora cada vez más tardía, de nuevo de acuerdo con la jornada laboral. Cuando los trabajadores hambrientos abandonaron las fábricas y regresaron a casa, la cena se convirtió en obligatoria. De esta forma, pudieron pasar tiempo con sus familias y saciar su hambre después de una larga jornada laboral.

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